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Índice del artículo


El patrimonio arquitectónico industrial
lo compone el conjunto de bienes inmuebles relacionados con la actividad productiva del hombre. Es reflejo y expresión de la cultura de cada momento, de las costumbres y tradiciones de la comunidad y de la sociedad en la que surge.

Los monumentos que constituyen dicho patrimonio en Mota del Cuervo son: los Molinos de Viento, el Pozo de la nieve, el Horno alfarero y los Chozos de pastores.



Molinos de Viento

MolinosEn el paraje denominado “La Sierra”, se encuentran los Molinos de Viento, destacados monumentos manchegos, símbolo de una estructura de producción agrícola pasada y motivo que le hizo adquirir a este municipio en 1967, la denominación geoturística de "BALCON DE LA MANCHA", por el vasto y extenso horizonte que se contempla desde ellos. Divisamos los pueblos de Belmonte, El Pedernoso, Las Pedroñeras, El Provencio, Las Mesas, Villarrobledo, Tomelloso, Pedro Muñóz y hasta según dicen, Despeñaperros.


Todos los molinos, excepto “El Zurdo” –comprado por D. Ramón Serrano Súñer en 1941-, son de construcción reciente (años sesenta y setenta) levantados sobre cimientos originales y de propiedad municipal.

No se sabe con certeza el origen de los molinos de Mota del Cuervo, ni su número exacto; pero sí se conoce que a principios del siglo XVI, al sufrir la Mancha una gran sequía que duró cuarenta años se implantaron los molinos de viento debido a que el cauce de los ríos era escaso, razón por la que eligieron los lugares más elevados como motillas, cerros o lomas en los cuales el viento soplaba con intensidad y era capaz de mover sus enormes aspas. Algunos autores han utilizado la “alcabala del viento”, un impuesto que ya se cobraba en 1503, para fechar el origen de los molinos de viento en Mota del Cuervo; pero este impuesto nada tiene que ver con molinos.

En las Relaciones Topográficas de Felipe II (1575) no hay ninguna pregunta específica sobre los molinos de viento, y ello quizás impidió algunas respuestas más concretas, limitándose a los molinos de agua. Para el caso de Mota del Cuervo, no se hace mención de ellos –y puede que ya existieran-, mientras que en los municipios de alrededor como Belmonte, El Pedernoso o Las Mesas, sí se mencionan. Es la fecha de 1603 la que nos confirma documentalmente que ya existían los molinos moteños; corresponde con una visita de la Orden de Santiago a esta villa, y se afirma que a la Mesa Maestral le pertenecen dos fanegas de trigo de cada molino de viento, siempre y cuando el molino muela durante sesenta días al año.

En el Catastro de Ensenada (1752) se registran los nombres de los dueños de los "15 molinos de viento harineros sitos en la loma y rivera de esta villa, los que muelen con una piedra", entre los que se encuentran un presbítero, una vecina de El Bonillo, un fraile del hábito de San Juan, el Convento de Religiosos Calzados de la Santísima Trinidad de la villa de Santa María del Campo y un vecino de Madrid.

También en el Catastro, entre los impuestos pertenecientes a la Alcaidía, encontramos el derecho que llaman “mencal”, que consiste en dos fanegas de trigo que se cobra de un molino de viento sito en la ribera de esta villa y paraje donde antiguamente estaba situado el castillo de dicha Alcaidía. La Mesa Maestral del Partido de Quintanar seguía percibendo, como en el siglo anterior, este mismo derecho que los dueños de los molinos de viento sitos en la loma y ribera del término de esta villa pagaban por cada uno de los molinos.

Molinos 2A mediados del siglo XIX, según Pascual Madoz, había 150 molinos en la Mancha, de los cuales 18 estaban en Mota del Cuervo; pero otros autores –sin prueba documental- hablan de 23, a tenor de los cimientos o "sitios" que de ellos se conservan. En el Libro de Cédulas de vecindad se llegan a registrar en 1857 hasta 26 molineros, la mayoría de la familia Zarco-Bacas, lo cual no quiere decir que correspondiera con otros tantos molinos. En las mismas fechas y según el Nomenclator de la Provincia de Cuenca (1860), en Mota del Cuervo había 11 molinos de viento, a 1,5 kms. de la villa. A finales de siglo se siguen manteniendo.

Es a principios del siglo XX cuando comienza a decaer el uso de los molinos, desplazados por la energía eléctrica. En 1929 molió por última vez "El Zurdo" (nombre que se le dio por girar sus aspas a izquierdas). Poco a poco, al carecer de utilidad fueron abandonados por sus propietarios.

En 1955 se creó la ASOCIACIÓN DE AMIGOS DE LOS MOLINOS con la finalidad de defenderlos, protegerlos y construir otros nuevos sobre sus cimientos originales. Fue a partir de los años sesenta cuando se iniciaron las gestiones precisas para que el Ayuntamiento adquiriera los terrenos donde estaban enclavados los Molinos de Viento con miras a la expansión cultural y turística de estos lugares y para el emplazamiento de un monumento dedicado a Don Quijote de la Mancha. En una segunda etapa de la Asociación, que coincide con el auge de la reconstrucción de los Molinos, y con el apoyo del PATRONATO LOCAL DE LOS MOLINOS Y EL MONUMENTO A DON QUIJOTE (creado en 1969) dependiente del Ayuntamiento, los Molinos fueron concebidos como instrumentos al servicio de la cultura y se pensó dedicar cada uno de ellos a una nación europea con el nombre de uno de sus más célebres literatos, dramaturgos o poetas. Los primeros de la serie de Europa se dedicaron, comenzando por orden alfabético, a Alemania (“El Goethe”) y le siguió Austria (“El Franz Grillparzer”). Aparte de los citados, ya se habían reconstruido otros dos: “El Cervantes”, dedicado a España y “El Piqueras” en memoria del fundador y primer Presidente de la Asociación de los Amigos de los Molinos.

Tras un periodo de inactividad, durante el que sufrieron serios desperfectos, han sido objeto de un proyecto de rehabilitación. En 1999 se construyó e instaló la maquinaria para la molienda en uno de ellos, y durante los dos últimos años se está llevando a cabo la reparación de cubiertas y aspas.

Relacionada de alguna manera con los Molinos de Viento está la desaparecida Ermita de Nuestra Señora de los Ángeles o Virgen de Arriba, Patrona de los Molineros, ubicada entre los molinos. Como consecuencia de la desaparición de éstos se trasladó al paraje de El Castellar, donde se continuó la tradición hasta su derrumbamiento. A pesar de todo, aún se sigue celebrando su fiesta el primer domingo de septiembre.


Molino "El Zurdo"

Molino el ZurdoEste molino está separado de los otros seis que forman “El Balcón de la Mancha”, pues se encuentra al otro lado de la carretera vieja de Belmonte, cerca del punto geodésico marcado por el Instituto Geográfico.

Aparece citado en el Catastro del Marqués de la Ensenada (1752), como propiedad de Juan Sánchez Alcolado, y situado encima del Pozo de nieve y a la derecha del camino de Belmonte. En sus años “mozos” sufrió un arresto judicial durante varios años por haber matado a su dueño entre sus engranajes.

Ya en el siglo XIX, su propietario fue Doroteo Zarco Lillo, llamado “El Barbas”, dueño también de otros dos molinos: El Rebollo y El Viejo. Allí se crió su hijo, el último molinero, Benedicto Zarco El Barbas, moliendo por última vez en el año 1929. Posteriormente se lo cedió a su hermano Espiridión, siendo su hijo el que se lo vendió a su actual propietario, Ramón Serrano Súñer, ministro de Asuntos Exteriores en los años cuarenta. El precio de venta fue entregado a la Beneficencia. Es el mismo Serrano Súñer el que en una carta dirigida a la Asociación de los Amigos de los Molinos en 1993, narra la adquisición del molino: “ ... lo adquirí una noche viniendo en automóvil desde Alicante a Madrid, y al contemplar en un altozano un antiguo molino de viento ya casi desmantelado, pensé con dolor como en España se han ido destruyendo tantas cosas, no sólo por las guerras, sino por incurias..,; y acordé la compra con el propietario y se formalizó el 27 de febrero de 1941. En seguida lo restauré con sus grandes aspas... y mantengo el propósito de proceder a la reparación que haga falta, porque quiero conservarlo en vida, y por disposiciones “post-morte” más allá de mi vida”.

En torno al nombre de “El Zurdo”, hay varias hipótesis: una es que su constructor se equivocó al montarlo, y molía a izquierdas; otra, que el constructor lo montó así con intención. Pero la más acertada, es la que afirma que molía a izquierdas debido al rayado de sus piedras, que estaba al revés. Parece ser que las enviaron así desde Barcelona y los molineros tuvieron que adaptar el velaje para que funcionase.

Fue el único molino que tras el cese de la actividad molinera resistió los embistes de la Guerra Civil Española y continúa en pie hasta ahora. Gracias a él se han podido reconstruir los otros seis molinos que hay en la actualidad. Junto al molino “El Pintón”, eran los únicos que en el piso superior tenían cernedor (máquina para cerner la harina y hacer varios tipos), por ser más anchos que el resto. Este molino destaca por la armonía en su volumen: proporción entre el perímetro y la altura, entre la longitud de sus aspas y el cono de su techumbre.

Su interior tiene parte de la maquinaria de molienda: piedras, tolva etc… Sobre la puerta aparece la fecha de 1841, que posiblemente corresponda con una restauración.

Ha sido restaurado dos veces a cargo de su propietario. La primera se llevó a cabo en el año 1941, inaugurándose el 2 de mayo de ese año y la segunda se hizo en 1994. Curiosamente, al picar para revocar las paredes se encontró que el acceso original del molino eran dos arcos de piedras.


Molino "El Cervantes"

Fue el segundo molino que se reconstruyó sobre cimientos originales. La primera piedra se puso el 10 de octubre de 1962 y su inauguración tuvo lugar el 20 de septiembre de 1963 en honor a Miguel de Cervantes, por inmortalizar a los molinos en su obra El Quijote. En este mismo acto se ponía la primera piedra del que posteriormente se iba a dedicar a Alemania, “El Goethe”.

Es de propiedad municipal y en 1998 se cedió a la Unesco para la instalación de un centro multimedia con el fin de difundir la cultura y los valores de La Mancha.


Molino "El Piqueras"

Este molino fue el primero en reconstruirse, gracias a los donativos que aportaron los moteños, a la Asociación de los Amigos de los Molinos y al Ayuntamiento de Mota del Cuervo.

Se puso la primera piedra el 12 de Septiembre de 1961, con la asistencia del Gobernador de la Provincia, Eugenio López; y se inauguró el 11 de Octubre de 1962 en honor al fundador de la Asociación de los Amigos de los Molinos, Joaquín Piqueras Mujeriego. En este mismo acto, se puso la primera piedra del Molino Cervantes y se inauguró el Mesón D. Quijote. A finales de los años sesenta se cedió al crítico de arte Sánchez Camargo quien lo utilizó como museo de arte moderno.

Es de propiedad municipal pero está cedido a la Asociación de los Amigos de los Molinos y alberga un Museo de Agricultura; por esta razón, sus tres pisos están acondicionados para exponer objetos relacionados con la forma de vida tradicional manchega, ligada al campo.

El primer piso recrea una sala de estar típica, con su mesa, su banca antigua, su chimenea y las paredes están decoradas con utensilios tradicionales de uso casero. El segundo piso alberga aperos de labranza (guarniciones de remolque, arreos para el carro, rejas de arado, una trilla…) y otros objetos tradicionales. Y el último tiene cántaros y macetas de barro típicos de la alfarería moteña. Los pisos se comunican entre sí por la característica escalera de caracol.

Estos objetos han sido donados por particulares y por varias entidades como el Ayuntamiento, la Cooperativa de Nuestra Señora de Manjavacas o la Asociación de Amigos de los Molinos.


Molino "El Gigante"

El 14 de mayo de 1967 se puso su primera piedra. Ha tenido diversos nombres: “El Fray Luis de León”, “El Gigante”, “El Francia” (se le cedió a este país en 1977), “El Miguel Hernández”. Actualmente es el Museo de la Molienda, inaugurado el 28 de mayo de 1999. Gracias al presupuesto municipal y a subvenciones recibidas, junto al empeño del Ayuntamiento y de la Asociación de los Amigos de los Molinos se ha podido instalar en este molino toda la maquinaria necesaria para moler y se ha hecho con la madera de una de las ramas de la conocida Carrasca Grande, y de manos de dos carpinteros locales. Todos los sábados de mes y en ocasiones especiales se hace una molienda.

El interior está perfectamente acondicionado: el de abajo con los sacos de trigo que se debía moler. De aquí parte la escalera de caracol que asciende al primer piso del molino, donde el molinero tenía los “trastos”, y continuamos subiendo hasta llegar al segundo piso del molino, el más importante, el que alberga la maquinaria para moler el trigo. Aquí está el eje, la rueda dentada (llamada rueda catalina), la tolva para echar el trigo y las dos piedras: la solera, que es fija, y la volera, que es la que gira y hace que se triture el trigo. Todo ello protegido por el guardapolvo de madera, para evitar así que el polvo que se produce se desperdigue por todos los rincones.


Molino "El Goethe"

Durante la inauguración de “El Cervantes” que tuvo lugar el 20 de septiembre de 1963, se puso la primera piedra del que posteriormente se dedicaría a Alemania, dándole el nombre del reconocido literato alemán. En febrero de 1964 estaba ya en construcción, y se acordó que las Juventudes españolas lo entregarían a las Juventudes alemanas.


Molino "El Irak"

La inauguración de este molino que llevaba el nombre del Presidente Ahmed Hassan al-Bakr, tuvo lugar el 30 de mayo de 1975 y se dedicó a la artesanía irakí. Aún se conserva el Inventario de los objetos y enseres que estaban expuestos en este molino-museo: esculturas, piezas de cerámica, objetos de cobre y de plata (pulseras, collares, broches), cuadros, alfombras, lámparas, cofres de madera, juegos, instrumentos musicales y prendas de vestir.

En el programa de fiestas de aquel año se recogieron algunas fotos de su inauguración.


Molino "Franz Grillparzer"

La inauguración del molino de viento dedicado a Austria tuvo lugar el día 14 de mayo de 1967. Lo recibió el embajador austriaco. Se le dio el nombre del reconocido poeta y dramaturgo Franz Grillparzer (1791-1872), amigo de Schubert y de Beethoven, en cuyo entierro pronunció la oración fúnebre. Calderón y Lope de Vega le sirvieron de fuente de inspiración para su obra. Su persona va asociada a una célebre frase: “Existe todavía un remedio para cualquier culpa: reconocerla”.

Tras la inauguración y entrega del molino, se procedió a colocar la primera piedra para erigir el que se iba a dedicar al insigne poeta y místico Fray Luis de León.

El exterior es típico de un molino harinero de viento manchego, pero con una peculiaridad, es algo más estrecho de la base que de la parte alta. Tiene una altura total de 10,30 metros (3 pertenecen a la caperuza); su diámetro exterior es de 6 metros y el espesor de sus muros de 40 centímetros.

En 1997, el Ayuntamiento lo cedió a la Asociación de Radioaficionados de Pedro Muñoz.



Pozo de la Nieve

Exteriormente son túmulos de piedra de forma semicircular y están encalados. Interiormente, como su nombre indica, se trata de pozos excavados en el suelo, de unas dimensiones variadas llegando a alcanzar 6 metros de diámetro y 4 metros de profundidad. En ellos se acumulaba la nieve en invierno para posteriormente procederse a su distribución a lo largo del año, tanto para refrescar bebidas como para conservar alimentos, enfriar patios y bodegas o incluso para curar algunas enfermedades. También pueden denominarse pozos de hielo, neveros o neveras.


Estos pozos tienen en la parte inferior un desaguadero para verter el agua producida por la fundición del hielo.

La técnica de “empozado” consistía en recoger la nieve caída en los alrededores del pozo, compactarla a continuación y extender sobre ella una capa de paja que cubría una nueva capa de nieve. Una vez llenos, se cubría su boca con paja larga y con tablas que lo aislaban e impedían la acción del calor.

La nieve almacenada en estas neveras comunales era vendida a los neveros, que a su vez eran los encargados de vender la nieve, el hielo o los refrescos helados. El consumo se limitaba a los lugares donde estaban ubicados los pozos-nieve y a las poblaciones limítrofes; sólo en años de escasas nevadas se transportaba el producto a largas distancias.


El origen de estos pozos puede que esté relacionado con los cambios climáticos que se producen en Europa desde finales del siglo XVI, dando lugar a nevadas abundantes y muy bajas temperaturas. Es la llamada pequeña edad de hielo originada probablemente por un tipo de circulación zonal rápida y que enfrió de forma generalizada el clima. Esa pequeña edad de hielo terminaría, según los historiadores del clima, hacia mediados del siglo XIX. Sería también en este siglo cuando el uso de estos pozos, tras la generalización de los medios artificiales para la conservación de alimentos, fuera paulatinamente desapareciendo. Esta pérdida explica el olvido en el que se han visto envueltos hasta la actualidad.

Del Pozo de la Nieve de Mota del Cuervo, situado en la subida a los molinos de viento por la carretera antigua de Belmonte, se desconoce su fecha de construcción, pero posiblemente esté relacionado con los cambios climáticos de la pequeña edad de hielo europea antes mencionada.

En las Relaciones de Felipe II (1575) no se menciona el pozo; por tanto, el único dato documentado conocido hasta el momento se halla en el Catastro de Ensenada (1752): "hay extramuros de esta villa un pozo de nieve propio de las Animas Benditas, al que le consideran de utilidad anual". Los beneficios los invierten en misas y sufragios. También en el Catastro, se menciona al nevatero.

A principios del siglo XX ya se había abandonado su utilidad primigenia y simplemente se usaba de estercolero. Fue en 1998 cuando el Ayuntamiento decidió llevar a cabo su limpieza, restauración y encalado.



Horno Alfarero de la Cruz Verde

El único horno de cocer cántaros que se conserva en Mota del Cuervo se localiza en la Plaza de la Cruz Verde, en pleno Barrio de las Cantarerías.

En los años treinta y cuarenta había siete hornos alfareros que se mantenían en funcionamiento y que cocían una vez por semana. En la década de los sesenta lo hacían seis: el del Bete, el del Zato, el de Braulio, el de la Conce, el de Maria Juana y el de Jorquilla. No obstante, ante la decadencia de la alfarería y las particiones de las casas en las transmisiones hereditarias, los hornos desaparecieron; en 1972 sólo quedaban dos en funcionamiento. En este mismo año, el Ayuntamiento adquirió el Horno de la Plaza de la Cruz Verde, con el fin de cederlo para la cocción de cántaros y objetos de barro de forma gratuita a los artesanos y evitar que desapareciera esta muestra de artesanía moteña. Su interés radica en el valor cultural de este tipo de construcciones íntimamente ligadas a la vida económica del lugar en épocas aún recientes.

Es una remodelación del antiguo horno de la Conce. Consta de dos cámaras: una subterránea que sirve para la combustión con un único acceso, y la superior, donde se colocaban las piezas. Las dos cámaras se comunican entre sí por las “lumbreras” que sirven para difundir el calor a los cacharros que han de cocerse.

Tiene una puerta lateral por donde se carga y se descarga la obra (una trilla de madera), un respiradero en el techo y en la parte inferior la boca de la caldera para introducir la leña. Interiormente está revestido de ladrillo refractario.

 

 



Los Chozos

Los chozos son túmulos de piedra y arena, de planta circular y sin encalar, cuya función era servir de refugio a los pastores para protegerse de las inclemencias del tiempo, pasar la noche y dormir cuidando de su rebaño en los corrales. Tienen la entrada orientada al sur y un agujero en la parte superior que servía de respiradero. Anexos a los chozos estaban los corrales para el ganado.

Dispersos por el término municipal de Mota del Cuervo podemos encontrar varios de estos ejemplos, unos en estado ruinoso, como “El Ciervo” o “El Churrascas”, y otros en perfectas condiciones de conservación y dignos de visitar, entre los que destacan los situados al norte del término:

Chozo Garito

Su estructura es algo particular, puesto que es más alto y estrecho que los chozos localizados en la zona. La entrada es un arco de medio punto con piedras en forma de losas. Quedan restos de los corrales.

Chozo de los Almirones

Este chozo es más ancho que alto, y su puerta es adintelada en el exterior pero forma un arco de medio punto en el interior. Mantiene los corrales anexos.

Chozo Morrete

Artísticamente, es uno de los mejores conservados. Tiene forma de semiesfera casi perfecta y la puerta tiene una piedra de grandes dimensiones a modo de dintel. No quedan vestigios de los corrales.

 

 

 

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